Traducción parcial del capitulo sobre Ketamina de “The Essential Psychedelic Guide” de D.M. Turner
Intensidad: 10 al Infinito
Material: La ketamina es un anestésico general creado por los laboratorios Parke-Davis y comercializado como Ketalar. Es ahora también distribuido por otras compañías farmacéuticas. La ketamina viene en un ámpula cerrada que generalmente contiene 500 mg. La ketamina es también usada como anestésico veterinario y ocasionalmente es vendido en forma de polvo blanco en el mercado underground.
Historia: La ketamina es usada clínicamente como un anestésico general. Es considerada un anestésico “gentil” y es administrada regularmente a niños y ancianos. Sus características psicodélicas fueron descubiertas después de que varias personas reportaron “resurgimientos” mientras salían del efecto de la anestesia. Experimentos posteriores mostraron que una dosis mucho más pequeña que la dosis para anestesiar produce una experiencia psicodélica de increíble intensidad.
Dosis y administración:
Una dosis de 100 mg de ketamina inyectada vía intramuscular producirá una intensa experiencia psicodélica. La dosis exacta puede variar dependiendo del peso y estado mental del usuario. La ketamina también puede ser esnifada. Uno debe vaciar el líquido en una bandeja de cristal y calentar el líquido en un horno a 90° C hasta que se evapore. El polvo residual puede ser raspado y esnifado. Los efectos de esnifar polvo de ketamina e inyectarse 100 mg de ketamina liquida no son similares.
Muchas personas le tienen miedo a las sustancias que son inyectadas, pero la ketamina es mucho más segura que las “drogas de la calle”. La ketamina viene sellada en un ámpula producido por una farmacéutica y no contiene las impurezas usualmente encontradas en las “drogas de la calle”. La ketamina es administrada rutinariamente en hospitales en dosis mucho más elevadas como un simple anestésico clínico, el riesgo de una sobredosis es extremadamente bajo. La ketamina es normalmente administrada vía intramuscular en vez de intravenosa. El psiconauta John Lilly se inyectó ketamina 24 veces al día por varios meses consecutivos sin mayor problema. (Ver “El científico” de John Lilly). De cualquier modo, cualquier persona que se inyecte lo que sea, debe siempre hacerlo con una jeringa nueva esterilizada para evitar riesgo de contagio de enfermedades. Yo siento que la experiencia con ketamina hizo que valiera la pena superar mi miedo a las agujas, aunque algunos que no han podido superar este miedo han tenido que conformarse con esnifarla, obteniendo con esto una experiencia mucho menos intensa.
La experiencia:
La ketamina es la experiencia psicodélica más intensa, bizarra y placentera que jamás haya tenido, y esta percepción es común entre las personas que conozco la han usado. La subida de la ketamina sucede a los 2 minutos después de inyectarse. Uno debe estar acostado o reclinado en este momento, porque en una dosis psicodélica normal la persona estar inconsciente de las partes de su cuerpo al poco tiempo.
La ketamina puede ser tomada en varias dosis. Una dosis pequeña le permitirá a uno mantener un sentido de identidad, memoria y la habilidad para percibir e interactuar con el ambiente físico. Yo encuentro que una dosis de 10 a 20 mg me coloca en un estado alterado semi-disociativo, pero no psicodélico. Por otra parte, 50 mg casi no me causan efectos psicodélicos, sino que me dejan a la mitad entre la conciencia y la disociación. Ahora, de 75 a 125 mg me producen el buscado viaje psicodélico de la ketamina. Para saber los efectos de dosis más altas recomiendo leer los escritos de John Lilly. Yo personalmente en dosis más altas quedo completamente inconsciente. La experiencia que describiré aquí es de una dosis norma de 100 mg inyectada vía intramuscular. He escuchado reportes de persona que esnifan pequeñas cantidades en raves y clubs. Sin embargo, la experiencia producida en estos contextos no es ni remotamente similar a lo que describiré a continuación:
Mientras empieza a sentirse el efecto, hay una pausa en la continuidad de la consciencia. Al poco tiempo de esto, me encuentro inmerso en un giratorio universo psicodélico. No hay concepto de que me encuentre actualmente drogado con alguna sustancia de la cual eventualmente bajaré. Frecuentemente no hay recuerdo alguno de que alguna vez haya sido yo mismo, haya nacido, haya tenido una personalidad o un cuerpo, o de haber conocido el planeta Tierra. La experiencia es una de estar en total orgasmo con el universo. Me siento como si estuviera en el hiperespacio, simultáneamente conectado a todas las cosas. Billones de imágenes y percepciones fluyen simultáneamente a través de mis circuitos. No estoy limitado a tres dimensiones. En la cuarta dimensión del Tiempo no estoy limitado al momento presente. Soy capaz de experimentar retrocesos y adelantos en el tiempo también, con el momento presente siendo en el centro mismo de la intensidad.
En mi primera experiencia con ketamina hubo un sentimiento no-verbal de que mi vida entera hasta ese momento había sido una preparación, particularmente mis otras experiencias psicodélicas, y tomar ketamina fue como presionar el botón de encendido. Se sintió como si hubiera habido un grandioso y permanente cambio en la “tela de la realidad”, o el modo en que yo percibía el universo. Se sintió como si los estados de consciencia que había logrado en experiencia psicodélicas previas ahora se volvieran la “realidad base”. Y esta nueva realidad se sentía mucho mejor de lo que pude haber anticipado siquiera.
Mis experiencias psicodélicas pasadas me enseñaron como rendirme y fluir en este tipo de mundo. En una experiencia de ketamina no necesito “hacer” algo. Una vez administrada, la experiencia simplemente sucede. Algunas veces me siento como un simple átomo o un punto de consciencia a la deriva en un vórtice arremolinado de energías, como una simple célula en un ser de proporciones galácticas. Esta sensación puede variar y de repente me vuelvo el punto central a través del cual todas estas energías pasan. La experiencia es de proporciones titánicas en cuanto a la mezcla de energías, intenciones, consciencia y, sin embargo, articulada perfectamente en detalles en espiral.
Aunque todas las bases de la realidad, identidad o estabilidad están siendo disueltas a la velocidad de la luz, no siento miedo. Es como si la persona que tuviera miedo no fuera parte de mí, no me identifico en ella. Mientras las olas de la experiencia pasan a través de mí, me siento como un niño en una montaña rusa: A pesar de saber que viene una sensación intensa después de la pendiente, en lo profundo sabe que el carrito seguirá dentro de las vías.
A los 30 minutos o una hora en la experiencia llego al momento cumbre. En este punto he llegado a sentir que mi voluntad determina si existo o no, o si el universo existe o no. Y puedo elegir entre existencia y no-existencia muchas veces en un segundo. Incluso he tenido la impresión de que podría causar que el universo (el cual es bastante fluido en ese momento) se cristalice en cualquier formato que yo deseé, aunque no he tenido el ímpetu de intentar esto aún.
Después de esos, regresa la consciencia regular, que comienza con una percepción de entre millones, que es parecida a la mía. Estas “percepciones personales” aumentan en frecuencia, una cada 100,000; una cada 10,000. De pronto, recuerdo mi identidad previa. Nunca he encontrado este momento como decepcionante, como frecuentemente siento cuando bajo de MDMA. Cuando me doy cuenta de que estoy bajando de ketamina siento como: “Wow, estoy bajando… me pregunto cómo será mi vida después de esta experiencia.” Aunque hay una sensación de que el viaje casi termina, esta parte me parece bastante interesante, con parte de mi mente aun dando vueltas por el cosmos y otra parte reintegrando mi identidad. Con frecuencia encuentro el regreso de la ketamina parecido a un renacer alienígena. Al regresar al cuerpo, los visuales continúan por un momento con los ojos abiertos. Estos pueden ser bastante espectaculares y alucinantes, y con más parecido a visuales de DMT que de cualquier otro psicodélico.
Fuente: “The Essential Psychedelic Guide” – D.M. Turner | Copyright ©1994 by Panther Press ISBN 0-9642636-1-0 | Pag. 58 – 61