Fig 1. Cristales de ketamina secados sobre un vidrio a temperatura ambiente
- Descubierta por Calvin Stevens en los laboratorios Parke-Davis en Detroit, EUA en 1962.
- Duración de 1 hora cuando es aspirada vía nasal o inyectada; varias horas si es ingerida oralmente.
- Asociada a la cultura rave, y a la medicina humana y veterinaria.
Fig 2. El nombre químico de la ketamina es (RS)-2-(2-Clorofenil)-2-(Metilamino) ciclohexanona
Orígenes
Para ser una nueva sustancia en el mundo médico y recreacional, la ketamina ha tenido un fuerte impacto. En tan solo 50 años, la ketamina ha evolucionado de ser un muy prometedor anestésico a una medicina de cajón en hospitales y clínicas veterinarias alrededor del mundo, una maravilla que acaparó las escenas de raves y fiestas, y un enteógeno con un serio potencial para la auto-exploración. También tiene un lado oscuro: entumecedora, de corta duración y con frecuencia eufórica, la ketamina ha llevado a muchos a volverse adictos a ella. Usuarios crónicos de la ketamina frecuentemente sufren daños a su hígado y riñón, entre otros problemas de salud.
Más recientemente, investigadores han descubierto en esta droga anestésica un inesperado potencial escondido. La ketamina está ahora siendo estudiada como medicina para algunas de nuestras enfermedades mentales más rígidas, incluyendo depresión y – irónicamente para un compuesto que puede llevar a abuso compulsivo – adicción a las sustancias. Como muchos otros miembros de la familia psicodélica, la ketamina puede ser una bendición o una maldición, dependiendo de su contexto e intención de uso.
De PCP a Ketalar
Calvin Stevens era un profesor de química y un consultor farmacéutico cuando descubrió la ketamina en 1962. Como un consultor para los laboratorios Parke-Davis, en ese momento la compañía farmacéutica más antigua y grande de Estados Unidos y hoy parte de Pfizer, Stevens sintetizó una serie de derivados de PCP en su búsqueda del anestésico ideal. Cuando hicieron pruebas con monos, los científicos de Parke-Davis determinaron que uno de los derivados de PCP de Stevens se veía especialmente prometedor. Su nombre químico es largo: (RS)-2-(2-Clorofenil)-2-(Metilamino) ciclohexanona. Hoy, se mejor conocido como ketamina.
Sus propiedades son variadas. A diferencia de la mayoría de los anestésicos generales, no deprime la respiración, ritmo cardiaco o reflejos de las vías respiratorias del paciente. Cuando es administrada por personal médico, es extraordinariamente segura, con una amplia diferencia entre una típica dosis anestésica y una sobredosis tóxica. Lo que vuelve a la ketamina realmente inusual entre los anestésicos, es que puede ser administrada directamente al músculo sin tener necesariamente que encontrar una vena. Esta característica la vuelve ideal para uso en situaciones de emergencia.
Fig 3. Foto de envase original de Ketalar proveniente de los laboratorios Parke-Davis
Pero la ketamina no era una medicina perfecta. El problema principal era “delirio emergente” – una vez que los pacientes emergían de su profundo estado anestésico, se quejaban de “experiencias extrañas, como una sensación de flotar en el espacio sin sentir su brazos o piernas.” En pocas palabras, los pacientes postoperatorios se despertaban tripeando. Era difícilmente “ideal”, pero comparado con el PCP y otros anestésicos, los síntomas eran menos severos y generosamente breves.
A pesar de que tenía sus defectos, los investigadores ya tenían su anestésico de corta duración. La ketamina ahora estaba disponible bajo el nombre de marca “Ketalar” en 1969.
De Vietnam a medicina veterinaria
La primera experimentación masiva con ketamina fue en el campo de batalla. Fue usada extensivamente como un anestésico de emergencia por médicos militares en la Guerra de Vietnam. Algunos soldados regresaron a su casa con un gusto adquirido por ella – tal vez les sirvió para anestesiar no solo heridas de guerra físicas sino también psicológicas.
Su uso recreacional comenzó tan pronto Ketalar llegó a los mercados y creció lentamente durante las próximas dos décadas. Entre los usuarios recreacionales, no tuvo realmente un auge sino hasta que ganó popularidad como una droga de fiesta en los años 1990s.
Mientras tanto, su atractivo creció entre la comunidad veterinaria, que encontraron en la ketamina un anestésico seguro y confiable para una amplia variedad de animales. También se volvió el anestésico preferido en países tercermundistas que carecen de tecnología de reanimación porque puede ser administrada sin reducir la frecuencia cardiaca o respiratoria. Sin embargo, para regiones con sistemas de salud sofisticados, su uso estaba generalmente limitados a niños y pacientes de traumatología, para quienes opciones alternativas pudiera ser muy riesgosa.
¿Qué detuvo que este químico con uso y propósito se volviera la medicina de cajón para atender necesidades anestesiológicas? Su desuso se debió al delirio emergente que plagaba pacientes postoperatorios con alucinaciones y sensaciones desagradables. Resultó que las personas que estaban por ser operadas quirúrgicamente prefieren no comenzar su proceso de recuperación con una perturbadora experiencia fuera del cuerpo.
Pero cuando se trata de usar sustancias, los humanos son infinitamente creativos y motivados por muchas y variados objetivos. Lo que los médicos consideran un efecto secundario indeseado es apreciado por los psiconautas como el evento principal. De hecho, para algunos, el espacio interno que la ketamina produce representa el ápice de todas las posibles experiencias de consciencia. Lo que la Anestesia desprecia, la Psicodelia aprecia: La ketamina debe su gran popularidad entre ravers y exploradores de la consciencia precisamente a aquello que los doctores tratan de eliminar.
Fig 4. La ketamina es considerada “medicina esencial” por la World Health Organization (WHO)
De cualquier manera, debido a su seguro perfil y facilidad de administración, es aún considerada como una medicina elemental. La Organización Mundial de la Salud la ha clasificado como una de sus “medicina esenciales”, ósea drogas fundamentales que todos los hospitales del mundo deberían tener para poder satisfacer las necesidades de sus pacientes. Y en clínicas veterinarias, la ketamina sigue siendo el anestésico principal para todas las especies. Aparentemente, a nadie le importa que Lassie sufra un episodio de disociación posoperativa.
La experiencia
La síntesis de ketamina es bastante compleja, así que la oferta en el mercado negro proviene mayormente de fuentes legítimas – frecuentemente compañías farmacéuticas en India o México – y no tanto de laboratorios clandestinos. Es típicamente aspirado como un polvo blanco. En forma líquida, puede ser inyectada en músculo o, menos comúnmente, directamente en una vena. Por inyección, la experiencia de la ketamina es más corta, más intensa y los efectos se hacen sentir más rápidamente.
Edward Domino, quien fuera el primero en experimentar con ketamina en humanos, no estaba seguro de cómo caracterizar esta sustancia. Cuando el profesor le describió a su esposa la “desconexión” que sintieron sus sujetos de prueba, Toni (su esposa) le sugirió el término “anestésico disociativo”. El término aún permanece.
Para millones de personas, la ketamina representa la experiencia disociativa definitiva. En pequeñas dosis, puede ser estimulante y hasta sociable, como miles de clubbers y ravers pueden testificar. La sensaciones físicas también cambian – el sentido de proporción del propio cuerpo puede reducirse o prolongarse, la coordinación baja y los movimientos toman un cualidad como de cámara lenta que tiende a provocar gesticulaciones exageradas.
Fig 5. Representación artística de sensaciones de ketamina | Ruangvaree 2020
Una encuesta hecha a usuarios de ketamina encontró que sus aspectos favoritos eran las alucinaciones, mareos, experiencias fuera del cuerpo, y “derretirse con los alrededores.” Con su empuje energético, distorsiones de tiempo y espacio, y una indescriptible sensación de “ensoñación”, muchos la encuentran ideal para una noche de fiesta y danza.
Se debe tener cuidado de no abusar de ella, o los usuarios pueden terminar tirados en el piso, completamente idos, mientras sus consciencia astral viaja a través del cosmos. En dosis altas, el viaje se vuelve profundamente introspectivo. Esta modalidad no permite una conexión coherente con esta realidad y es totalmente incompatible con la fiesta y la danza. Aquellos que deciden aventurarse por dosis altas, generalmente prefieren ambientes muchas más privados.
El K-Hole y la experiencia cercana a la muerte
En un estado de disociación completa, o “K-Hole”, el usuario aparece como si estuviera en estado de coma para un observador externo. Pero por dentro, la persona podría estar inmerso en éxtasis o desesperación, explorando recovecos ocultos de la mente o incluso experimentando la sensación de nacer nuevamente. Dejando el cuerpo físico completamente atrás, no hay manera de saber en dónde se encuentra la mente.
La disociación tiene dos componentes principales: despersonalización – la sensación de separarse de uno mismo o del propio cuerpo para verlo desde una perspectiva externa; y desrealización, la convicción de que la realidad no es del todo real, sino una especie de simulación, proyección o sueño lúcido.
Estas cualidades disociativas distorsionan la consciencia de maneras fundamentales. Nuestra experiencia cotidiana está basada en una sensación de identidad – la constante, permanente presencia que llamado “Yo” – y en la estable y confiable “realidad” del ambiente que nos rodea. Con esas anclas levantadas, la consciencia se vuelve fluida y abstracta, flotando como un astronauta desatado en el espacio. Todo – objetos, amigos, hasta las propias emociones y pensamientos – se vuelven distantes, como si fueran observados en tercera persona. El tiempo se detiene, y la consciencia parece condensarse en una singularidad universal.
Fig 6. K-Hole (Representación)
El estado disociativo comparte muchas características con las clásicas experiencias cercanas a la muerte: flotar fuera del cuerpo y observarlo desde arriba, trascender la realidad y recibir conocimientos secretos sobre el significado de la existencia, así como visiones de “la propia vida pasar frente a los ojos”, recuerdos vívidos que algunas personas encuentran de valor terapéutico. A pesar de su nombre, una persona no necesita encontrarse en peligro mortal para necesariamente tener una llamada “experiencia cercana a la muerte.”
Una de las conexiones más fascinantes es la aparición de connotaciones espirituales tanto en experiencias con ketamina como experiencias cercanas a la muerte, incluso en personas ateas o no religiosas. Los viajeros del espacio interior algunas veces hablas de rendirse ante Dios, entrar en una brillante luz interna o una sensación de caer a través de un vacío sin forma, donde se siente llenos de la inefable sensación de unidad y serenidad.
John C. Lilly
El neurocientífico, autor y entusiasta psicodélico John C. Lilly era un hombre de variados intereses e ideas increíbles. Un explorador vitalicio de la consciencia, Lilly no dudaba en clavarse en cualquier tema que llamara la atención de su infinita curiosidad, incluso si eso significara usar su propia mente como laboratorio experimental.
Dedicado a su trabajo y más que un poco excéntrico, Lilly encajaba perfecto en el popular arquetípico de “científico loco”. Es quizá mayormente recordado por su investigación con delfines, quienes él creía podían comunicarse con los humanos – si tan solo pudiéramos descifrar su particular lenguaje de chirridos y chasquidos.
Pero Lilly era también un ávido explorador del espacio interior, ejemplificando el término “psiconáuta” mucho antes de que ganara popularidad. Él invento el tanque de aislamiento sensorial – una cabina personal de privación sensorial totalmente cerrada pero llena de agua a temperatura corporal. Diseñada para remover las sensaciones visuales, sonoras y táctiles, el tanque separa la mente de cuerpo físico, produciendo una disociación sin necesidad de sustancias.
Lilly también experimentó con altas dosis de LSD y Ketamina, documentando sus resultados en varios libros autobiográficos. Frecuentemente combinaba estos experimentos químicos con sus otros intereses de investigación, dedicando muchas horas a comunicarse telepáticamente con delfines o explorando los aparentemente infinitos rincones de la mente mientras flotaba en alguno de sus tanques especiales.
Fig 7. John Cunningham Lilly
Lilly se volvió un usuario de alarmantemente frecuente uso de ketamina, a veces inyectándose la sustancia cada hora durante días seguidos. Él decía que la sustancia le abría una ventana hacia otras realidades:
“En K, puedo abrir mis ojos en esta realidad y ligeramente ver la realidad alterna, luego cierro mis ojos, y la realidad alterna se hace presente. Con la Keta, puedes sintonizar con tus ojos internos.”
En dos diferentes ocasiones, casi muere por uso imprudente de esta sustancia, y comenzó a elaborar extrañas teorías de conspiración acerca de entidades cósmicas que interfieren en asuntos humanos. A pesar de sus excesos – o quizá debido a ellos – sus libros ganaron una considerable cantidad de seguidores y expuso la ketamina a una audiencia aún más amplia. Hoy, los escritos de John C. Lilly proveen un fascinante conocimiento acerca del increíble poder, y los muy reales peligros, de una mente humana inmersa en el espacio ketamínico.
La evolución cultural de la ketamina
A pesar de que siempre hubo psiconautas entusiastas del estilo de John Lilly, la ketamina no era muy popular fuera del campo de la medicina hasta los años 1990s cuando explotó en las escenas de clubs y raves. Ahí, entre multitudes de cuerpos, luces brillantes y fuertes bajos, este tranquilizante encontró un nuevo hogar.
La ketamina surgió al principio como un adulterante en pastillas vendidas como Éxtasis, pero al poco tiempo se volvió popular por sí misma. En aquel entonces, la ketamina aún no había sido clasificada como droga ilegal por lo que permanecía legalmente disponible por parte de proveedores de materiales químicos y revendedores en Internet. Al poco tiempo, la ketamina saltó de la subcultura rave hacia el mainstream.
Fig 7. La ketamina fue y sigue siendo usada en raves alrededor del mundo
Naturalmente, la histeria vino también. Los medios la pintaron como la nueva droga amenazante, imprimieron reportes sensacionalistas de sobredosis y exageraron su uso como una droga para violar. De hecho, las sobredosis con pura ketamina son muy raras, así como los casos de abuso sexual producto de consumo involuntario. El alcohol ha sido y sigue siendo la droga más usada en violaciones, por un tremendo margen. Sin embargo, la bruja tenía que ser cazada, así que en 1999, el gobierno de EUA clasificó la ketamina como una sustancia controlada.
De cualquier modo, la prohibición poco hizo para detener su momentum. Un estimado de 2.7 millones de estadounidenses han probado la ketamina en su vida, y hoy permanece como una opción popular tanto para clubbers casuales como para psiconautas alrededor del mundo.
El lado oscuro de la ketamina
Lo que puede empezar como un experimento en la consciencia o un fin de semana de fiesta puede escalar hasta volverse una adicción. Aunque la mayoría de los usuarios de ketamina no se vuelven farmacodependientes, algunos desarrollan una desviación compulsiva. En semanas, algunas personas se encuentran a sí mismas consumiendo varios gramos al día. Aunque sobredosis fatales son extremadamente raras, la ketamina ha estado involucrada en muchas muertes relacionadas con conductas imprudentes incluyendo choques automovilísticos, ahogamientos y sobredosis por combinarla con otras drogas como alcohol o benzodiacepinas.
Cuando es usada sola sin las precauciones necesarias, la ketamina puede provocar muerte accidental al incapacitar al usuario para reaccionar en situaciones peligrosas. Nunca debe ser usada en dosis elevadas sin un cuidador de confianza (trip-sitter) que pueda supervisar que todo esté en orden y pueda reaccionar apropiadamente en caso de emergencia.
El uso crónico de la ketamina también puede causar daño físico, en particular problemas en el tracto urinario incluyendo quistes, incontinencia, dolor al orinar y/o sangre en la orina. El uso regular puede provocar daño psicológico y puede interferir con la memoria, el sueño y la salud emocional. La ketamina es un anestésico disociativo en más de una manera – el uso crónico puede aislar a la persona de amigos y seres queridos, y puede entumecer el dolor emocional. Cuando es usada de esta manera, la ketamina no es un enteógeno sino una distracción solitaria y peligrosa.
El renacimiento de la ketamina medicinal
Aún con una muy reconocida medicina como la ketamina, nuestro entendimiento científico sigue evolucionando. Nuevas investigaciones continúan desenredando este misterio molecular, revelando a su paso nuevos potenciales ángulos terapéuticos y medicinales. La ketamina ha demostrado una sorprendente efectividad en el tratamiento de difíciles diagnósticos como el alcoholismo, adicción a opioides, dolor crónico y especialmente, depresión crónica.
La psicoterapia con ketamina para el tratamiento del alcoholismo parece ser muy prometedora. En general, más de mil pacientes alcohólicos han sido tratados con ketamina sin presentar reacciones adversas permanentes. En un estudio realizado por el psiquiatra ruso Evgeny Krupitsky con más de 200 sujetos dependientes al alcohol, el 65% de aquellos tratados con ketamina permanecieron sobrios después de un año, en comparación, solo el 24% del grupo control lo hizo.
Una preparación completa y proceso de integración post-experiencia, en el cual los pacientes reflexionan sobre el significado de su sesión con ketamina, son partes críticas e importantes para el éxito de este tipo de terapia.
Fig 8. La revista TIME sobre investigaciones terapéuticas con ketamina (Agosto 2017)
A pesar de su efectividad, no es un proceso fácil. Algunos pacientes reportaron “diversas experiencias que van desde raptos espirituales hasta miedo y a veces horror.” Para los sujetos, los efectos positivos demostraban el potencial de una vida sobria, y las partes horrorosas, demostraban visceralmente su propia relación tóxica con el alcohol.
Un enfoque similar ha sido adoptado para el tratamiento de adicciones a opioides y cocaína. Individuos dependientes a la heroína tratados con “terapia psicodélica con ketamina” o KPT por sus siglas en inglés, mostraron un índice más elevado de abstinencia comparado con aquellos tratados con psicoterapia tradicional después de dos años. Otro estudio realizado por el Dr. Krupitsky demostró que con tres sesiones de KPT, las personas dependientes a la heroína eran doblemente más propensas a mantenerse en abstinencia un año después en comparación a aquellas que solo tuvieron una sesión KPT.
En estudios más recientes, la ketamina ha mostrado ser promesa para el tratamiento de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Un pequeño estudio demostró que la ketamina puede proveer alivio para aquellos con ansiedad social, con tan solo una dosis reduciendo la ansiedad de una a dos semanas. También puede ayudar a aquellos con dolor crónico a usar menores cantidades de opioides – una bendición, considerando las características adictivas y sedantes de los analgésicos a base de opioides. Además, la ketamina ha surgido como alternativa para el tratamiento de varios tipos de severos dolores neuropáticos, incluyendo dolor de miembro fantasma, un trastorno que puede producir mucho sufrimiento a personas con extremidades amputadas.
Fig 9. Algunas clínicas de ketamina en EUA
De todos los nuevos aspectos prometedores de la ketamina, el más notable es para combatir la depresión. Muchos estudios han revelado que una simple dosis pequeña de ketamina reduce la depresión en tan solo horas, incluso entre aquellos que no han respondido bien a terapia tradicional hablada, antidepresivos u otros medicamentos. El alivio dura hasta una semana. Las tendencias suicidas también se reducen considerablemente. Los investigadores aún no están seguros como la ketamina produce estos beneficios en tan largo plazo, dado que el compuesto activo es eliminado del cuerpo en cuestión de horas.
Estos sorprendentes resultados sugieren que la ketamina podría ofrecer beneficios más amplios incluso en aplicaciones clínicas que hasta el momento no se han descubierto. Si este humilde tranquilizante continúa asombrado, faltará mucho tiempo antes de que nuestra comprensión sobre esta sustancia este completa.
El texto en su totalidad es una traducción fiel al español del capitulo sobre Ketamina del libro “Medicina Mágica” de Cody Johnson. Páginas 122 a la 129.
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