Fig 1. Sol a través de niebla
La secreción del sapo Incilius alvarius (syn. Bufo alvarius) contiene una sustancia psicodélica llamada 5-MeO-DMT, la cual químicamente es una triptamina sustituida con una estructura muy similar a la serotonina. Si bien la serotonina (5-Hidroxitriptamina) es un neurotransmisor común de nuestro sistema, también generamos de manera natural DMT, 5-MeO-DMT y 5-HO-DMT (bufotenina) en pequeñas cantidades. [1]
Fig 2. Estructura química de 5-MeO-DMT, N,N-Dimetiltriptamina (DMT) y Serotonina (5-HT)
La 5-MeO-DMT es una agonista de los receptores serotoninérgicos, es decir que activa dichos receptores y por lo tanto provoca un efecto determinado, producto de la interacción entre dicha sustancia y dichos receptores. A este proceso se le llama farmacodinamia.
Químicamente, la 5-MeO-DMT fue sintetizada hace más de 80 años en un laboratorio por los japoneses Toshio Hoshino y Kenya Shimodaira, incluso antes de ser descubierta en anfibios, plantas y humanos; pero la farmacodinamia del 5-MeO-DMT fue estudiada años después por varios científicos cuando el descubridor de la serotonina, el italiano Vittorio Erspamer, detectó dos cosas importantes: La estrecha similitud entre todas estas triptaminas y la detección de bufotenina (5-HO-DMT) y 5-MeO-DMT en el sapo Incilius alvarius, en aquel entonces llamado Bufo alvarius.
En el año de 2010, Hong-Wu Shen, Xi-Ling Jian y otros científicos publicaron la investigación “Psicodélico 5-MeO-DMT: Metabolismo, Farmacocinética, Interacciones y Acciones Farmacológicas” en el cual establecen la peligrosidad de combinar inhibidores de la mono aminooxidasa con 5-MeO-DMT y bufotenina, ya que esto podría provocar un síndrome serotoninérgico, el cual es tóxico en el mejor de la casos y mortal en el peor de ellos. Además, como referencias mencionan las investigaciones de Benington [2] y Emanuele [3], en el cual se teoriza con evidencia bioquímica la posible relación entre desordenes psíquicos tales como autismo y esquizofrenia y los niveles endógenos de 5-MeO-DMT y bufotenina, ya que los pacientes con espectro autista y esquizofrenia presentan niveles más elevados en sus muestras de orina.
Fig 3. “Niveles elevados de bufotenina en la orina de pacientes con Trastorno del Espectro Autista y Esquizofrenia” Enzo Emanuele, et.al; Neuro Endocrinol Lett. 2010
Pasemos de la bioquímica a la psicología. Los efectos de ingerir 5-MeO-DMT se pueden describir en una sola palabra: Intensos. Si bien no es suficiente para explicarlo en su totalidad, es un excelente comienzo. Es intenso porque al alterar la bioquímica regular con 5-MeO-DMT, se produce un efecto disociativo que va acompañado de intensidad motora, emocional, psíquica y quizá espiritual. Pero vayamos despacio, ¿Qué es un efecto disociativo? Un efecto disociativo es cuando la mente o consciencia del individuo se separa de su cuerpo y del ambiente en el que se encuentra. El cuerpo del individuo es totalmente vulnerable y no tiene control alguno para defenderse o reaccionar ante amenazas internas o externas, pero su mente o consciencia están activas en otra dimensión psíquica, por decirlo de alguna manera. En el caso de la 5-MeO-DMT, no sólo provoca disociación, también puede provocar (aunque no siempre) movimientos bruscos del cuerpo, más parecidos a un exorcismo que a danza contemporánea; expresiones emocionales que van desde llanto, tristeza, terror y ansiedad hasta éxtasis, dicha, compasión y una sensación de transcendente liberación; en cuanto al aspecto psico-espiritual no basta un artículo, pero digamos que los que han experimentado los efectos completos de esta sustancia, la describen como La Luz Divina, La Fuente del Todo o El Amor Universal. ¿Poca cosa, no? Aunque también es cierto que otros describen una experiencia horrorosa, llena de desagradables sensaciones de pánico, miedo y dolor de cabeza; otros ni siquiera recuerdan que pasó, lo cual les genera un malestar similar al de un borracho que no recapitula sus desvaríos o el de un bienaventurado turista que de repente no recuerda las lujosas vacaciones por las que tanto dinero pagó.
Adicional a esto, haya tenido el usuario una buena o mala experiencia, es altamente probable que en el transcurso de los próximos meses (no permanentemente) sea víctima de “reactivaciones”. Estas llamadas reactivaciones son experiencias espontáneas de alucinación, parecidas a un flashback en el sentido de que los efectos son similares a estar bajo el efecto de la sustancia, pero con la diferencia de que no es necesariamente similar a la experiencia que el individuo en particular haya tenido. Explico metafóricamente: Si la experiencia fuese un triángulo color azul, un flashback podría ser un triángulo o un rombo celeste, pero en una reactivación podría ser un triángulo verde o de un azul aún más fuerte. Si esta metáfora no funciona, permítame dar otro ejemplo más práctico: Un individuo pudo haber tenido una experiencia agradable, llena de amor y luz; pero cuando menos lo espere y probablemente antes de dormir una noche cualquiera, puede sentirse abducido por una luz poderosa que explota en todo su ser de forma inexplicable, lo cual para algunos puede ser terrorífico y para otros una bendición. En cualquier caso, lo mejor es dejarse llevar y fluir a donde sea que esa experiencia le lleve, ya que poner resistencia solo empeora la situación. A final de cuentas, para la mayoría lo incómodo es la naturaleza inesperada del fenómeno, mas que el fenómeno en sí. Recordemos que la mayoría pagó por esta experiencia en primer lugar.
Fig 4. Usuario de 5-MeO-DMT teniendo una reactivación
A estas alturas queda claro que el 5-MeO-DMT es un psicodélico en toda la extensión de la palabra, pues como dijo el psiquiatra Humphry Osmond: “To fathom Hell or soar angelic, just take a pinch of psychedelic”. Pero no seamos obtusos, el hecho de que una sustancia provoque una amplia variedad de efectos, no la vuelve buena ni mala. El humano mismo está compuesto de aspectos oscuros y deleznables así como de virtudes y valores admirables. Me abstendré de especular acerca de los beneficios de tener experiencias esquizoides espontáneas, eso prefiero dejarlo al criterio de aquellos que suministran esta sustancia para obtener algún tipo de beneficio, ya sea económico, social o de cualquier tipo que honestamente prefiero no saber pero que con el nuevo boom de las sustancias psicodélicas empiezan a multiplicarse: los neochamanes o facilitadores de “sapito”.
Fig 5. Neochamanes o Facilitadores de secreción de sapo Bufo alvarius posando
Estos nuevos personajes están dedicados a “sanar” a tantas personas como les sea posible a cambio de dinero al cual llaman “intercambio energético” para suavizar la rugosa implicación de las transacciones financieras, que además de alguna manera no combina con el ambiente espiritual que se pretende crear en estas sesiones psicodélicas a las cuales llaman “ceremonias ancestrales”. Hay todo tipo de variedades, desde el whitexican citadino que no solo aplica 5-MeO-DMT sino también Kambó y todo tipo de psicodélicos que llaman “medicinas”, hasta el exgodín oficinista que se cansó de trabajar y decidió colgarse un collar hippie y una maracas para proporcionar sapito en una barata pipa para fumar cristal. No voy a mentir, yo también lo he pensado. Pero como profesional de la salud mental, aún me queda un sorbo de ética, para mi desgracia.
El problema no es que existan, sino que en su afán de incrementar sus ingresos (o su ego) desean maquillar sus actividades como ceremonias chamánicas ancestrales, cuando en realidad su popularización masiva comenzó en el siglo XXI. Además los pioneros en este circo neochamánico, Octavio Rettig y Gerardo Sandoval (ambos con un libro publicado sobre sapo Bufo alvarius) están acusados de muertes, fraudes, violaciones, malos tratos y humillaciones a tal grado que hay una página entera y un grupo de Facebook dedicado a prevenir a todo mundo acerca del riesgo de contratar los servicios de estos médicos ex-adictos a las drogas duras. Octavio incluso electrocuta a sus clientes con un taser gun. Cuando se le cuestionó al respecto, mencionó que es una técnica para ayudar a sus clientes y que no piensa dejarla pues no esta haciendo nada malo.
Fig 6. Sitio creado por una comunidad de usuarios de 5-MeO-DMT
Fig 7. Grupo de Facebook cuyo tema gira en torno a prevenir sobre Rettig y Sandoval
Como conclusión, todos debemos estar conscientes de que siempre existirá un aspecto negativo en casi todo lo que sucede en este mundo. En el caso de la secreción de sapo Bufo alvarius, habrá quien quiera venderla como la cura a todos los problemas y habrá quien deseé categorizarla como una vil droga alucinógena sin mayor beneficio. Ninguna de las dos posturas es correcta. Fumar 5-MeO-DMT solo, acompañado o con un neochamán implica un riesgo, el resultado puede ser benéfico o perjudicial para el usuario, al igual que cualquier sustancia psicodélica. Personalmente recomiendo que si desean experimentar esta sustancia, lo hagan en casa y con amigos o familiares, sobre todo para evitar que estos oportunistas se multipliquen; pero aún más importante si desean hacerlo con algún facilitador, infórmense muy bien de quien es esa persona realmente, y aún con todo esto, por más gongs tibetanos que les toquen o rezos seri que les canten, nada les asegura que sus demonios internos serán sanados, pero eso sí, el viaje nadie nos lo quita.
“Lamentablemente, no cabe duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina o quiere ser. Todos llevan una sombra, y cuanto menos se encarna en la vida consciente del individuo, más oscura y densa es. Si una inferioridad es consciente, uno siempre tiene la oportunidad de corregirla.” – Carl Gustav Jung
Fuentes:
[1] Narasimhachari N, Heller B, Spaide J, Haskovec L, Meltzer H, Strahilevitz M, Himwich HE. N,N-dimethylated indoleamines in blood. Biol Psychiatry. 1971;3:21–23.
[2] Benington F, Morin RD, Clark LC., Jr. 5-methoxy-N, N-dimethyltryptamine, a possible endogenous psychotoxin. Ala J Med Sci. 1965;2:397–403
[3] Emanuele E, Colombo R, Martinelli V, Brondino N, Marini M, Boso M, Barale F, Politi P. Elevated urine levels of bufotenine in patients with autistic spectrum disorders and schizophrenia. Neuro Endocrinol Lett. 2010;31:117–121